Como es de público conocimiento, la sociedad toda está atravesando una situación de violencia cuya responsabilidad, en lo que compete al comportamiento civilizado y educado que una persona cualquiera debe tener para con otra, entendemos, viene desde el seno del hogar.
El rugby, como toda otra actividad social, no se encuentra exento porque forma parte de la sociedad.
Poner al rugby como victimario o responsabilizarlo por el comportamiento -fuera de la cancha y fuera del contexto deportivo- de algunas personas que tienen completo discermiento de sus actos y por ello, son responsables de los mismos, es temerario y estigmatizante. El rugby no enseña nada de eso. Muy por contrario, lo denosta.
Por ese motivo, la UAR condena con la mayor rigurosidad éste y todos los tipos de actos violentos de cualquier orden que se produzcan en la sociedad, porque forma parte de ella, sin que importe si el o los involucrados juegan al rugby, a cualquier deporte o aún sin formar parte de ningún deporte.
Insistimos: La UAR manifiesta su completo rechazo y repudia enérgicamente todos estos actos que nada tienen que ver con un comportamiento civilizado de personas que pretenden vivir en sociedad. Que sean o no jugadores de rugby los involucrados en cualquier hecho repudiable es o debería ser algo anecdótico, no central. Las verdaderas causas tienen que ver con la carencia de valores en general y de los niveles de educación de un tiempo a esta parte.
La educación de nuestros jugadores viene de su entorno familar primero y de las escuelas después. El rugby, a través de los clubes, es un colaborador en la formación de las personas.
El Rugby jamás se cansará de pregonar y divulgar todos los valores que, entendemos, además del rugby deberían ser los de toda la sociedad en su conjunto.