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Jugador 25. El Seleccionado de la Unión Austral viaja con un plus

Jugador 25. El Seleccionado de la Unión Austral viaja con un plus

El 3 de octubre, se convocó a los jugadores a una pre selección para representar a la Unión de Rugby Austral en el Select 12, en Córdoba. Se pusieron a disposición del staff, se les explicó cuáles iban a ser las condiciones de trabajo y a qué esfuerzo se someterían.

Dentro de la lista de jugadores estaba Franco Martínez, de 30 años, medioscrum del Club San Jorge de Caleta Olivia, ciudad ubicada a 80 km al sur de Comodoro Rivadavia, la cabecera y sede de la URA y lugar donde se realizarían todos los entrenamientos.

Franco, al igual que varios chicos de Caleta Olivia, fueron a todos y cada uno de ellos en un esfuerzo muy grande para ser parte de este seleccionado. Son 160 km ida y vuelta a Comodoro.

Finalmente, el 5 de noviembre, se dio la lista definitiva, y Franco Martínez, tras mucho esfuerzo y dedicación, logró ser parte del plantel que viajaría a Córdoba.

Tras haber sido mencionado y muy emocionado por la designación, Franco se acercó al grupo de entrenadores y pidió hablar con ellos, ya que tenía algo que contarles. Algo que -finalmente- podía dejarlo afuera del equipo. No fue fácil para Franco tener que explicar el porqué: “mi única posibilidad de ir con el seleccionado y estar varios días fuera de casa es si por favor, me permiten viajar con mi hijo. Es que mi esposa tiene una afección permanente que le impide estar sola con el nene y lamentablemente, no lo puede cuidar”.

Franco les contó entonces los pormenores del día a día con el niño y de cómo asumió su responsabilidad como padre, ante la ausencia obligada de la mamá.

Es que Máximo, el hijo de ambos, tiene apenas 5 meses y requiere toda la atención.

Franco explicó que, por esta razón, cuando va a trabajar o se va un tiempo largo, como cuando que viajar en las travesías patagónicas de rugby con su Club San Jorge, “lo hago con el bebé y que por esa razón, cuento con todos los permisos legales necesarios y todos los informes médicos pertinentes para poder hacerlo sin problemas”.

Además -les dijo Franco a los entrenadores- busqué una solución adicional. Hablé con mis papás, que son de Mendoza, y van a ir a Córdoba. Ellos están muy felices, porque además de venir a vernos y a ayudarme, van a poder conocer a su nieto personalmente”.

Con una mezcla de emociones muy fuertes, finalmente los entrenadores consideraron que su esfuerzo, dedicación y su amor merecían que pudiese viajar con el pequeño.

Franco cuenta: “Nunca sabré como agradecerle al rugby todo lo que me da y me ha dado en todos los aspectos de la vida. En lo deportivo, que me llegara a los 30 años mi primera pre selección, ya era un premio grande. Luego, haber sido seleccionado fue algo inexplicable en cuanto a lo que sentí. Después, que los entrenadores entendieran mi situación y se emocionaran y me permitieran viajar, fue algo que me llenó el corazón de felicidad y para cerrar todo el círculo, que mis viejos vayan a Córdoba a conocer a su nieto y poder estar todos juntos por primera vez, honestamente no lo puedo expresar con palabras”. Dice eso muy emocionado mientras Diego Ríos, uno de los entrenadores, le sostiene el teléfono porque Franco está cambiando los pañales a uno más del equipo: al jugador veinticinco.