El seleccionado mayor femenino tuvo el kick off para la temporada que se viene y en estos días se encuentra en la ciudad de La Plata realizando la pretemporada, habiendo compartido unos días con el equipo juvenil.
Yamila Otero, una de las referentes del equipo contó que “Recién empezamos la pretemporada, pero no venimos desde cero, todas hicimos nuestro trabajo personal para llegar bien a esta concentración. Se va notando la evolución año tras año, vamos incorporando diferentes herramientas y también se sumaron varias chicas nuevas, con muchas pilas”.
En marzo habrá una nueva concentración antes de partir a Hong Kong, donde se competirá por un lugar en el circuito femenino de la próxima temporada. Luego en mayo, llegará el turno de participar en los Juegos Odesur que se realizarán en Cochabamba, Bolivia.
Respecto a estas competencias que se vienen, Otero comentó que buscarán “Hacer el mejor papel posible y respetar nuestro sistema de juego que a veces es lo que más nos cuesta. Tenemos también que respetar en competencia lo que se nos enseña durante los entrenamientos, más allá de pensar en los resultados”.
La jugadora de Centro Naval destacó “Nos ayudó mucho el viaje a Estados Unidos, ya que vimos como entrenan y viven los profesionales y nos cambió la cabeza. Queremos acercarnos lo más posible a los equipos que ya están en el circuito, con nuestras diferencias, ya que acá todas además de jugar trabajamos, estudiamos y tenemos otras ocupaciones”.
La estadía en La Plata coincidió con el final de la concentración nacional juvenil, por lo que ambos seleccionados compartieron dos jornadas de entrenamiento y Yamila destacó que “La convivencia fue buena. Las chicas son muy respetuosas y se adaptaron enseguida a las reglas generales que tenemos en un evento de este tipo. Al principio estaban tímidas, les costó acercarse pero de a poco se fueron soltando y compartimos varias charlas y rondas de mate”.
“Para nosotras es importante conocer el semillero. Estas chicas son el futuro de nuestro seleccionado y está bueno conocernos entre todas, ver las realidades de cada una, que en el rugby femenino son muy diferentes y compartir nuestras experiencias. Ellas nos pueden enseñar mucho porque jugaron con varones a diferencia de las mayores, y eso te da otra picardía, ellas nos dan herramientas y nosotras también”.
“Ellas nos transmiten mucha energía y mucha alegría. No podemos aflojar porque nos están mirando. Además nos transmiten tranquilidad porque sabemos que está asegurado el futuro”.
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